11 junio 2012

¿’Haya’ o ‘halla’?



Son muchos quienes dudan a la hora de escribir dos formas verbales diferentes: haya y halla. No hay necesidad. Lo vamos a ver enseguida.
La primera pertenece al verbo haber. Es, con diferencia, la más frecuente y, por tanto, la que más interesa solucionar. Lo bueno es que hay un sencillo truco que nos sirve para despachar el problema:
Truco: Haya con i griega se sustituye por pueda haber:
Lo podemos comprobar con este par de ejemplos, donde nos viene como anillo al dedo:
(1a) El Vaticano descarta que haya un cardenal implicado en el escándalo de las filtraciones [Europa Press (España), acceso: 10-6-2012]
(1b) El Vaticano descarta que pueda haber un cardenal implicado en el escándalo de las filtraciones
De lo que se trata es de que encaje, aunque a veces quede un pelín rebuscado (2a,b) o puedan cambiar matices del sentido (3a,b):
(2a) Tal vez haya habido miedo a perder [El Litoral (Argentina), acceso: 10-6-2012]
(2b) Tal vez pueda haber habido miedo a perder
(3a) Carlos Fabra ve una “barbaridad” que no se haya resuelto su causa [Europa Press (España), acceso: 10-6-2012]
(3b) Carlos Fabra ve una “barbaridad” que no se pueda haber resuelto su causa
Podemos quedarnos con esta fórmula como ayuda para la memoria:
Donde pueda haber,
haya i griega
O sea, que donde encaje pueda haber, el haya de marras será con i griega.
El otro caso lo tienes solucionado por eliminación. Halla con elle es del verbohallar, que es un sinónimo de encontrar. Si aplicamos el truco anterior, solo nos salen disparates:
(5a) Halla muerto a su hermano en Saltillo [Vanguardia (México), acceso: 11-6-2012]
(5b) Pueda haber muerto a su hermano en Saltillo
Pues ya está: solo puede ser con elle.
Mucho menos acuciante es el problema del árbol llamado haya, pero tampoco está de más dejarlo solucionado. Para esto se me ocurre una sencilla mnemotecnia:
Bosque con hayas, bosque sin elles
La confusión ortográfica entre haya y halla viene porque en la mayor parte del ámbito hispanohablante la pronunciación de las grafías ll e y ha confluido. Es un fenómeno que se conoce como yeísmo y que ya está integrado en la norma del español. Es igualmente correcto distinguir la pronunciación de una y otra o no hacerlo. No es una opción personal, tiene que ver simplemente con dónde hemos aprendido a hablar.
Si me he decidido a escribir este artículo es porque las explicaciones que circulan en manuales de ortografía y en Internet no me satisfacen. Proporcionan muchos datos de todo tipo, pero no hay forma de que permitan a alguien decidir rápidamente cuál es la grafía correcta. Por eso me interesaba encontrar una fórmula operativa.
Lo importante es que haya un truco. O que lo pueda haber.

09 junio 2012

Ejercicios de acentuación ni fáciles ni difíciles: soluciones


 acentuación ni fáciles ni difíciles: soluciones 

Estas son las soluciones a los ejercicios de acentuación ni fáciles ni difíciles.
a) Viu-do: dos sílabas; in-clui-do: tres sílabas; des-va-í-do: cuatro sílabas. Recuerda que una cosa es la separación ortográfica de sílabas y otra, la que de hecho hacemos en la pronunciación. Si te dejas guiar por esta última en lugar de por las reglas, fallarás a la hora de colocar la tilde.
b) 1. No, la posición es incorrecta. Se debería haber escrito cuántos porque la tilde se debe colocar sobre la vocal abierta en diptongos que constan de una vocal abierta y una vocal cerrada.
2. También es incorrecta. La razón es la misma que en el caso anterior. La grafía correcta es digáis.
3. Ti no se acentúa, nunca se ha acentuado y si algún día se llega a acentuar será por encima de mi cadáver. Ni que decir tiene que esta en esta carta tampoco se acentúa.
4. Los pronombres demostrativos se acentuaron en tiempos. Ya no. Debemos escribir simplemente esta es para tu hermano.
5. Fe es un monosílabo y los monosílabos no se acentúan.
6. Hubo en tiempos una regla de tilde diacrítica para diferenciar entre solo adjetivo y solo adverbio. Pasó a la historia. Solo ya no se acentúa. Si acaso te parece que la interpretación puede resultar dudosa, lo que tienes que hacer es modificar la redacción.
7. Lo mismo que en la oración anterior.
8. Arterias es una palabra llana terminada en -s y, por lo tanto, no se tilda. En la última sílaba hay un diptongo como la copa de un pino, por lo que nunca puede ser esdrújula. Los excesos en el consumo de mortadela no son recomendables.
9. Décimo se acentúa cuando se escribe independientemente, pero no cuando aparece como primer elemento de un compuesto. Recuerda que la acentuación de las palabras puede modificarse cuando se fusionan gráficamente unas con otras. Quedar en el puesto once de diez es una hazaña en sí.
10. Esta es la única oración que está correctamente acentuada de toda la serie. Ven se escribe sin tilde por ser palabra monosílaba, pero cuando se le añade el prefijo pre-, lo que tenemos es una palabra bisílaba, aguda y terminada en -n que no hay más remedio que acentuar. La acentuación de las palabras puede variar cuando se añaden prefijos o sufijos.
11. Esta acentuación es completamente incorrecta. Sino es una palabra llana que no se acentúa por terminar en vocal. Cada vez son más las personas que utilizan esta acentuación incorrecta porque no comprenden la diferencia entre sino y si no.
12. Así se acentúa cuando se escribe separado, pero no cuando se fusiona con mismo. No estaría de más que repasaras la diferencia entre asimismo, así mismo y a sí mismo.
14. ¿Desde cuándo se ha acentuado la conjunción o cuando va escrita entre dos palabras? Un poco más disculpable sería el error de la oración siguiente (pero tampoco mucho).
15. La conjunción o se acentuaba antiguamente cuando se escribía entre cifras. Ya no se acentúa nunca. No creo que nadie se trague 304 galletas por eso.
c) Luis no se acentúa porque es un monosílabo. Recuerda que la unión de dos vocales cerradas diferentes forma un diptongo. Ruiz está escrito correctamente. La explicación es la misma. Los nombres propios se acentúan (o no) siguiendo las reglas generales.
d) Los adverbios terminados en -mente tienen su propia regla de acentuación. Mantienen simplemente la que tuviera el adjetivo sobre el que están formados.
e) Incluido no se tilda porque es una palabra llana terminada en vocal. La separación silábica a efectos ortográficos es in-clui-do, como hemos visto arriba (otra cosa es cómo pronunciemos eso). La unión de dos vocales cerradas diferentes es siempre un diptongo ortográfico.
f) 1. Tuvo una intoxicación de flúor y vio un búho tocando el laúd
Flúor contiene un hiato porque el acento prosódico recae sobre la vocal cerrada. Lo mismo ocurre con búho y laúd. La hache es indiferente a efectos de acentuación. Por eso búho se comporta igual que las otras dos palabras. Si acaso se te ha ocurrido acentuar vio, deberías repasar las reglas de acentuación de los monosílabos y las de los diptongosIntoxicación es simplemente una palabra aguda terminada en -n. La separación silábica es in-to-xi-ca-ción, flú-or, vio, bú-ho y la-úd.
2. Peláez me ha enviado un espeleólogo ateo por correo aéreo
Peláez es palabra llana acabada en -z. Recuerda que una secuencia formada por dos vocales abiertas diferentes es un hiato: Pe-lá-ez. Espeleólogo es palabra esdrújula y todas las esdrújulas se acentúan. La separación silábica es es-pe-le-ó-lo-go. Fíjate en que nuevamente tenemos un hiato. Ateo y correo, lógicamente, no se acentúan, no se pedía en el ejercicio, pero no está de más indicar aquí la separación silábica: a-te-o, co-rre-o. Aéreo, en cambio, sí se acentúa. Es una palabra esdrújula y tetrasílaba que contiene dos hiatos: a-é-re-o.
3. “¡Rediez! ¡Léalo de una vez!”, dijo indignado el cuáquero al jesuita en una pausa del partido de béisbol
Léalo es palabra esdrújula: lé-a-lo. Está formada sobre el imperativo lea (del verbo leer), al que se le ha agregado un pronombre átono. Este añade una sílaba a la palabra original y modifica su acentuación. Cuáquero es palabra esdrújula: cuá-que-ro. Si has acentuado jesuita, quiere decir que confundes la acentuación de los diptongos y laacentuación de los hiatos. Ortográficamente, esta palabra tiene solo tres sílabas: je-sui-ta. Béisbol es palabra grave terminada en -l: béis-bol.
4. Tenga este bastoncillo y métasemelo en el oído levantándose la oreja entre pulgar e índice; pero tenga cuidado, no se me atraviese el tímpano
Métasemelo es una palabra sobresdrújula. Como es bien sabido, estas se acentúan siempre. Está formada sobre el imperativo meta, al que se le han añadido tres pronombres átonos que han modificado su acentuación ortográfica: mé-ta-se-me-lo. Oído es palabra llana terminada en vocal, pero excepcionalmente se acentúa porque el acento recae sobre la vocal cerrada en una secuencia de vocal abierta y vocal cerrada. Tenemos, por tanto, un hiato: o-í-do. Levantándose es una palabra esdrújula por obra y gracia del pronombre átono se: le-van-tán-do-se. Índice y tímpano son palabras esdrújulas sin mayores complicaciones: ín-di-ce, tím-pa-no.

06 junio 2012

How Translators Vault Over Culture Gaps




Years ago, the novelist and linguist Ursule Molinaro and I were discussing her work translating Hermann Hesse's "Narcissus und Goldmund," a book whose German edition she'd been lugging back and forth from her home to the cafe where she worked for almost a year. Her dry-cleaner, unable to contain his curiosity, finally asked her why she was saddled with the heavy volume. "I'm translating it," explained Molinaro. "Every word?" the dry-cleaner asked, eyes widening in disbelief.
Not really every word. All nine novels I've translated from the French are much shorter in English. Our language relies mostly on syntax, or word order, to create meaning and uses a lot of one-syllable action verbs. French is full of prepositions and word endings because of its syntactical nature. Its utterances are longer but often more precise.
Consider this seven-word sentence from Philippe Sollers's postmodern novel "Drame":"C'est de là qu'il lui faut partir." I translated it simply as, "That's his starting point." In that same translation, I used a great many convenient compound words, a construction mostly forbidden in French. Can anyone explain the grammatical relationship between the two nouns crammed together to form the compound noun "stun gun"? That relationship is clarified in French, using a noun and an adjective, but at greater length:pistolet paralysant.
No translation is a word-by-word inventory, as my friend's dry-cleaner had imagined. To do it well you must also be an illusionist. You make the text disappear into thin air like a magician's dove that reappears in a completely different place, partly refashioned by your own sensibility. This is the dirty little secret of all vital, appealing translations.
Sometimes we inject our own views because the values a text portrays seem unreal in our own culture. We find ourselves face to face with the fact that a three-hour Parisian workday lunch must be portrayed as humdrum and normal. What to do? You forge ahead and hope that a majority of readers are familiar enough with the culture not to think something very ordinary is terribly surreal.
Making the text disappear, like a dove in a magic act, and return in a different place.
At other times, there's nothing to do but confer with author and editor to find a radically new solution. This happened several times during my translation of the novel "Delicacy" by David Foenkinos. In the French version, a major character recovers his resolve while watching the French presidential candidate Ségolène Royal on television. When Americans come to that part of the novel, they'll find Barack Obama instead.
Cultural differences can come out most blatantly in that linguistic challenge considered the bane of translation, the pun. I had to craft a host of imperfect solutions for Grégoire Bouillier's pun-ridden comic memoir "Report on Myself." In it, he sullies the name of his girlfriend, Laurence, by pointing out that it sounds like l'eau rance (rancid water), so I translated this as best I could with the term "low rinse." When Bouillier rejected that same girlfriend's flirtatious, "Tu me plais" (I'm attracted to you) by awkwardly punning back, "De quelle plaie parlez-vous?" (What wound are you talking about?), I settled on, "You appeal to me," followed by the equally obnoxious answer, "Who's peeling, Miss?"
And what about the prickly question of the title? Cultural norms and marketing usually take precedence over fidelity to the original language. My most amusing experience in this domain involved the title of Virginie Despentes's punk-feminist novel, "Baise-Moi," whose literal translation cannot appear in this paper. The editors eventually decided on "Rape Me," justifying this by the fact that it's also the title of a punkish song by Nirvana.
All well and good, I suppose. The best of translations pass for genuine—without being quite the real thing.
—Mr. Benderson is an American novelist, essayist and translator.
A version of this article appeared May 26, 2012, on page C18 in the U.S. edition of The Wall Street Journal, with the headline: How Translators Vault Over Culture Gaps.

05 junio 2012

Ambos


Ambos, ambas significa ‘los dos, uno y otro’. Puede funcionar como adjetivo (1), es decir, acompañando a un nombre, o como pronombre (2), o sea, independientemente, sin modificar el significado de otra palabra:
(1) La ONU denuncia crímenes de ambos bandos en la guerra civil siria [El País (España), acceso: 4-6-2012]
(2) El empate era esperado, nos beneficiaba a ambos [Marca (España), acceso: 4-6-2012]
Lógicamente, por su significado, solo se utiliza en plural.
En castellano antiguo se utilizaban expresiones como ambos dos (3) y ambos a dos (4):
(3) [Becerra] juntó con más union la pintura con la escultura que otros muchos pintores que usaron deambas dos artes [Jusepe Martínez: Discursos practicables del nobilísimo arte de la pintura, c. 1673, tomado de CORDE]
(4) Y entonces abraçáronse ambos a dos por el cuello e besáronse y dexóle ir [Anónimo: Los siete sabios de Roma, 1530, tomado de CORDE]
Hoy ya no hablamos así. Estas construcciones se interpretan como muestras de un estilo descuidado y además sonredundantes, pues si ambos lleva dentro la idea de ‘dos’ no hay necesidad de reforzarlo a continuación con el numeral. O sea, la oración (5) se debe convertir en lo que tenemos en (6):
(5) Ambos dos llamaron al presidente para intentar encontrar una solución
(6) Ambos llamaron al presidente para intentar encontrar una solución
Tampoco se debe emplear ambos, ambas precedido por el artículo (los ambos, las ambas) o por cualquier otro determinante (estos ambos, tus ambos, etc.):
(7) Esta tierra reúne lo mejor de los ambos mundos
Basta con que pensemos en lo que significa ambos para llegar a tres soluciones correctas:
(8) Esta tierra reúne lo mejor de los dos mundos
(9) Esta tierra reúne lo mejor de ambos mundos
(10) Esta tierra reúne lo mejor de uno y otro mundo
También debemos evitar su uso en construcciones partitivas como uno de ambos, ninguno de ambos, cualquiera de ambos, etc.:
(11) Son noventa minutos mágicos tras los cuales uno de ambos levantará el trofeo
Aquí se impone, simplemente, de los dos:
(12) Son noventa minutos mágicos tras los cuales uno de los dos levantará el trofeo
Por último, no hay que confundirlo con sendos, que tiene valor distributivo.

01 junio 2012

¿Qué son los antónimos?




Dos palabras son antónimas cuando tienen significados opuestos, como ocurre, por ejemplo, con caliente y frío, abierto y cerrado, día y noche.
La antonimia es una relación semántica, igual que lo son la sinonimia, la hiperonimia, la hiponimia, la meronimia y la holonimia.
El concepto de antonimia, intuitivamente, resulta fácil de aprehender. De hecho, los niños muy pronto aprenden a identificar este tipo de relaciones, lo que indica que constituyen una parte básica de nuestra capacidad para entender el mundo. Sin embargo, la noción de antonimia se revela más compleja de lo que inicialmente parecía en cuanto la examinamos con un cierto detalle. Es fácil darse cuenta de que no todos los antónimos mantienen entre sí el mismo tipo de relación. No es igual la oposición que se da entre vivo y muerto, gordo y flaco, amo y esclavo. Por eso se suelen distinguir tres tipos de antónimos:
a) Antónimos complementarios o binarios: Son aquellos que mantienen una relación tal que lo uno excluye lo otro: o es lo uno o es lo otro, pero no hay término medio. Un ejemplo clásico es muerto y vivo: o estoy muerto o estoy vivo, pero no hay nada entre medias. Un ejemplo que los estudiantes experimentan en sus propias carnes es el de aprobar o suspender: o consigues lo uno o te pasa lo otro, pero no te puedes quedar en medio. Otros ejemplos son par e impar, abierto y cerrado, encendido y apagado.
b) Antónimos graduales: Son los que ocupan los extremos de un continuo en el que se pueden identificar diferentes grados. Esto es lo que ocurre con gordo y flaco. Uno puede ser más gordo o menos gordo, puede ser más bien flaco o bastante flaco o tirando a flaco. Podemos coger a cien personas y ordenarlas de más gorda a más flaca (o al revés), pero, como es característico de las nociones graduales, habrá una zona intermedia, indeterminada, en la que no sabremos decir si alguien es gordo o es flaco. Otros pares de este tipo son alto y bajo, claro y oscuro, caliente y frío, odiar y amar.
c) Antónimos inversos o direccionales: Son los que implican pares que no pueden existir el uno sin el otro y que equivalen a perspectivas opuestas dentro de una misma relación. Por ejemplo, la noción de esclavo solo tiene sentido en relación con la de amo o la de padre, en relación con la de hijo. Este tercer grupo es el más problemático y constituye, en realidad, un cajón de sastre en el que se acumulan pares muy diversos. A los anteriores podemos añadirles dar y recibir, atar y desatar, entrar y salir, etc.
Aunque la antonimia es una relación que se establece entre pares de palabras, eso no quiere decir que sea una relación exclusiva entre dos palabras. Es cierto que pequeño es antónimo de grande, pero eso no significa que sea el antónimo de grande, pues este adjetivo puede tener y de hecho tiene otros antónimos como chico o menudo.
No es frecuente, pero puede darse el caso de que una palabra sea antónima de sí misma. Esto es lo que ocurre conpalabras que contienen significados contrarios, como alquilar, que acumula en su interior dos antónimos inversos: ‘dar en alquiler’ (lo que hace el dueño) y ‘tomar en alquiler’ (lo que hace el inquilino o arrendatario).