Traducción jurada en Guatemala inglés - español y otros idiomas desde 1992, exactitud, rapidez, confidencialidad, llevamos la traducción a su oficina o residencia; asimismo, capacitamos mediante diplomados 100% en línea en: 1) Formación para estudiantes de traducción jurada, b) Actualización profesional para el traductor jurado en servicio, c) Inglés legal internacional para abogados y personal jurídico; solicite información a ccptradprof@gmail.com
29 septiembre 2011
FELIZ DIA INTERNACIONAL DEL TRADUCTOR
A los traductores, estudiantes de traducción y todo aquel apasionado por los idiomas, en esta fecha 30 de septiembre, DIA INTERNACIONAL DEL TRADUCTOR, (Día de San Jerónimo - Traductor del griego al latín de la Biblia, siglo IV), les deseo muchas felicidades, éxitos en su labor profesional y estudios.
¡¡¡El Traductor fue el iniciador de la globalizaciòn de la cultura desde hace muchos siglos y continúa en esa loable tarea!!!
21 septiembre 2011
16 septiembre 2011
LITERATURA | 'Dublineses'
James Joyce y el juego de las siete diferencias
- La traducción de Cabrera Infante es 'sustituida' por otra de Eduardo Chamorro
Álvaro Cortina | Madrid
Actualizado viernes 16/09/2011 09:31 horas
Junto con la renovación de colecciones de bolsillo de Alianza, con las nuevas portadas de Manuel Estrada (quien sustituye a Daniel Gil), nos llega 'Dublineses' de Joyce no en su versión habitual del sello, la de Guillermo Cabrera Infante. Al parecer, aquélla era más libre. Ahora tenemos, junto con el nuevo formato de Estrada, la versión de Eduardo Chamorro. Un clásico (data de 1914) renovado (por fuera y por dentro). "La lengua envejece muy rápido y hay que volver a traducir a los clásicos cada veinte años", explica a ELMUNDO.es el intelectual Félix de Azúa.
No hay frase idéntica entre ambas versiones. En 'Las hermanas' se asiste a un velatorio. Traduce Cabrera Infante: "Ahí estaba solemne y excesivo en sus vestiduras de oficiar, con sus largas manos sosteniendo fláccidas el cáliz". Traduce Chamorro: "Allí estaba tendido, solemne y cuantioso, vestido como si fuera al altar, sujetando lánguidamente un cáliz entre sus grandes manos". Si el cubano dijo "Miss Kate", Chamorro escribe "señorita Kate", si éste dice "aquí", el otro "acá". Las "chavalas" del madrileño son "chiquitas" para el cubano. Las "broas", "bizcochos"... En el relato 'Una pequeña nube' de Chamorro el protagonista "levantó el vaso hasta los labios", y no se "echó el vaso a la boca", como para el anterior (que traduce como 'Nubecilla'). Los ojos que se describen al inicio de 'Duplicados', de Cabrera Infante son "botados". En esta versión nueva en Alianza son "exoftálmicos".
"No conozco estas versiones, pero sí a los traductores y ambos me inspiran confianza", dice De Azúa. "Intuyo que Guillermo debió de poner un poco más de lo necesario de su propia personalidad". El escritor y crítico literario Juan Bonilla tiene mejor recuerdo: "Conozco la traducción de Cabrera Infante. Me pareció estupenda en su momento, ahora mismo no sé. La comparé con una publicada en el 42 por la editorial Tartessos, titulada 'Gente de Dublín', y firmada por I. Abelló, y ésta me pareció más fiel pero bastante menos económica. Lo cierto es que he comprobado quetengo el ejemplar con los libros de Cabrera Infante, y no con los de Joyce, cosa que sólo se hace, naturalmente, con aquellos autores que, sean buenos traductores o no, son autores que nos gustan mucho o consideramos muy personales".
Y llegados a este punto hay que recordar las palabras de José María Valverde (en 'Conocer Joyce y su obra'), el mítico traductor de 'Ulises' (como mítica es la versión de Dámaso Alonso de 'Retrato del artista adolescente'): "Para nosotros, que tomamos la literatura como cosa visual, cada vez más insensibles y más desmemoriados ante el sonido verbal, Joyce es un escritor de otro tiempo. Para leerlo no nos basta con su traducción, tendríamos que volver a la época en que el lenguaje vivía en la boca, en el oído y en el recuerdo".
La traducción y las 'imitraiciones'
Esto da para pensar, ¿hasta dónde llega la mano del traductor responsable? "El traductor ha de ser inaudible y perfectamente integrado en la voz del autor", responde De Azúa. Por su parte, Bonilla reflexiona: "¿Qué es una traducción libre? ¿Cómo puede ser libre una traducción? A mí me parece bien hacer versiones, utilizar poemas de otros como trampolín para hacer uno propio (llamo a eso "imitraiciones") pero no sé muy bien qué es una traducción libre. ¿Que Anna Karenina no se tiré al tren?"
¿Y sobre la traducción en general? De Azúa toma el relevo: "Las traducciones españolas en general son malas o muy malas. Porque están mal pagadas y porque a nadie le importan. Pero las hay buenas, de vez en cuando, y merece al pena resaltarlas como si fueran creaciones. Son prodigiosas las de Eduardo Gil Bera, por ejemplo".Bonilla no piensa igual: "Dado cómo se trata en España a los traductores, dado lo que se les paga, las prisas que se les mete, dado que se les escamotea el derecho a que sus nombres aparezcan en cubierta de los libros, creo indiscutible que, en líneas generales, en España se traduce bastante bien. Además, la mayoría de los traductores son gente muy profesional aunque no se les trate como a profesionales, son capaces de pasarse días buscando una solución, y basta asomarse a la red y consultar sus páginas para ver qué preguntas tan difíciles se hacen y cómo se contestan unos a otros por una solución brillante. Ojalá los novelistas hiciéramos lo mismo".
Los muertos’, el "nuevo vuelo" traducido
Para terminar, dos versiones de la frase final de 'Los muertos' (de título inalterado, esta vez), la obra maestra de este libro iniciático terminada en Trieste (ya nunca volvería a Irlanda). Cuando se lo leyó a su alumno de inglés Ettore Schmitz (propietario de una empresa de pintura naval que se haría famoso en las letras como Italo Svevo) y a su mujer Livia, ésta, emocionada, fue a buscarle una flor. George Steiner descubrió su vocación pedagógica leyendo este pasaje. "El momento más lírico de toda la obra joyceana", según Valverde; el despegue, el "nuevo vuelo" de la "lacónica y tensa quintaesencia de 'Dublineses'".
Versión de Chamorro: "Su alma se desvaneció lentamente al escuchar el dulce descenso de la nieve a través del universo, su dulce caída, como el descenso de la última postrimería, sobre todos los vivos y los muertos". Cabrera Infante: "Su alma caía lenta en la duermevela al oír caer la nieve leve sobre el universo y caer leve la nieve, como el descenso de su último ocaso, sobre todos los vivos y sobre los muertos".
Casi 300.000 traductores voluntarios y cinco nuevos idiomas para Twitter
RTVE.es
/ EUROPA PRESS 15.09.2011
Twitter ha
ampliado su oferta de idiomas disponiblesgracias al trabajo de casi 300.000 voluntarios que han traducido la red social a sus
respectivas lenguas y se encargan además de moderar la plataforma.
Los nuevos idiomas a los que se ha expandido
la red social son el chino tradicional, el chino simplificado, el malayo, el tagalo y el hindi.
Sin embargo, los usuarios chinos, que en
teoría cuentan con dos idiomas para elegir, no pueden acceder a Twitter, ya que
la red de microblogging se encuentra bloqueada en este país debido a la censura
oficial.
La
alternativa a esta red social es Weibo, una plataforma similar a
Twitter que sí cuenta con el beneplácito de los censores chinos.
Otra de las nuevos idiomas del pájaro azul es
el malayo, que es la lengua oficial de Malasia y Brunéi, y además una de los cuatro lenguas oficiales
de Singapur.
El tagalo, otra de las nuevas lenguas, es un
idioma muy extendido en Asia, sobre todo en Filipinas. Pero también se habla en
Australia, Nueva Zelanda o incluso en Canadá o Estados Unidos. En este país, la
comunidad de hablantes de tagalo supera el millón de personas.
Por su parte, el hindi se habla en la India,
un país con más de 1.200 millones de habitantes, donde este idioma comparte oficialidad con el inglés.
Los próximos idiomas serán los nórdicos
Twitter cuenta con más de 290.000 traductores
voluntarios que han permitido que esta red de microblogging pueda usarse en 17 idiomas.
El Centro de Traducción de
la red sigue buscando voluntarios para traducir y moderar en varios idiomas,
incluido el español.
Twitter estará próximamente
disponible en sueco, danés, noruego, finés, polaco y hungaro, según el blog
de la empresa.
05 septiembre 2011
Eugene Nida, a great Translation Theory contributor died recently.
SUNDAY, SEPTEMBER 4, 2011
Some Reminiscences of Eugene Nida
Coming so soon after the death of Peter Newmark (see August 5 post), it's all the more saddening to read that another Grand Old Man of translation studies, Eugene Nida, has passed away too. He was 96. Such was his fame that there were even obituaries of him this week in The Wall Street Journal and The Telegraph! For another obituary, go to the Stine article listed below under References. All the obits highlight that for over 50 years he was the leader of translation activities at the American Bible Society.
He belonged to the great 20th-century tradition of American ethnological and structural linguists, having earned a doctorate in linguistics from the University of Michigan in 1943. This became allied to great effect with his motivation as a Baptist minister to get people throughout the world to read and understand the Bible. This aim of understandability led him to formulate one of the most famous definitions of translation:
"Translating consists in reproducing in the receptor language the closest natural equivalent of the source-language message, first in terms of meaning and secondly in terms of style."It’s very simple, but it reflects well the dominant translation norm of our times (except in the opinion of some literary translators who object to the subordination of style to meaning). Behind it is the concept that Nida himself called dynamic equivalence(DE):
"In contrast with formal-oriented translations [i.e. those that stick close to the form of the original wording] others are oriented towards dynamic equivalence. In such a translation the focus of attention is directed, not so much toward the source message, as toward the receptor response. A DE translation may be described as one concerning which a bilingual and bicultural person can justifiably say, `That is just the way we would say it.' It is important to realize, however, that a DE is not merely another message which is more or less similar to that of the source. It is a translation, and as such must clearly reflect the meaning and intent of the source."The last quotation is taken from his magnum opus, Toward a Science of Translation, published in 1964. In a recent article (see References), I acknowledged how Toward a Science influenced the coining of the terms traductologie in French andtranslatology in English in the early 1970s. It’s one of the few books I freighted with me from Canada to Spain, not least for its 55-page bibliography. From the 1960s through the 1980s, there was hardly a thesis on translation without it in the bibliography. And of course the book itself was translated. I wrote to Nida from the Middle East to tip him off him that an unauthorised Arabic translation had appeared in Iraq (see References).
The practical realisation of his ideal came in the form of the Good News Bible of 1976.
In addition to his writings, he was a magnetic lecturer who knew how to hold his audience by explaining his ideas to them in crisp English they could all understand and by apt examples. Physically, the word that springs to my mind to describe him issprightly. As a result, he was in demand as a speaker all over the world until an advanced age. I saw and heard him on numerous occasions, and the last time was at a surprising location: Yarmouk University. Yarmouk University is at Irbid in the north of Jordan, close to the border with Syria. Out of the way, but it had a translation programme. That was in the spring of 1992. ‘Saw and heard him’ in a manner of speaking: actually he didn’t come in person but sent a video of his talk. Looking back through my notes, I see that by coincidence one of the things he said is particularly relevant to the post that immediately precedes this one and its title ‘A Gift for Consecutive’. He told the story of a North American Indian interpreter who had once interpreted a whole lecture of his non-stop and without taking any notes. All 45 minutes of it. It might seem incredible were it not that we have other well-documented accounts of feats like that. Was it because the interpreter had ’the gift’ or was it because he or she came from a culture with a strong tradition of oral messaging and story-telling?
Nevertheless, I only had direct dealings with him on one occasion. It must have been around 1980, soon after my first publications about Natural Translation. He was always open-minded and eclectic – Towards a Science has a chapter on machine translation – and on the lookout for new ideas. So he invited me to give a talk in a symposium he was organising at an American university. I recall with shame that in my enthusiasm I committed the sin of going on speaking well beyond the time allotted to me. But he didn’t interrupt me or reproach me. He was a very courteous person.
One of the bees in my bonnet is that contemporary mainstream translation studies don’t attach enough importance to religious translation. Through Nida, religious translation made a great contribution to modern translation theory.
References
Eugene Nida. Toward a Science of Translating, with special reference to principles and procedures involved in Bible translation. Leiden: Brill, 1964. 331 p. Second-hand copies from $25 through Amazon USA.
Eugene Nida. Arabic version of Toward a Science of Translationtranslated by Najjâr in the series 'alkutub almutarjamah (Books about Translation). Baghdad: Ministry of Publishing Press, 1975.
Good News Bible: Today’s English Version. Translated by the staffs of the American Bible Society and the United Bible Societies. New York: American Bible Society, 1976. It was preceded byGood News for Modern Man: The New Testament in Today's English Version, American Bible Society, 1966.
Stephen Miller. Spreading the Word in hundreds of tongues. Wall Street Journal, August 30, 2011.
http://online.wsj.com/article/SB10001424053111904332804576538880439997202.html.
The Reverend Eugene Nida. The Telegraph, September 3, 2011.
http://www.telegraph.co.uk/news/8736036/The-Reverend-Eugene-Nida.html.
Philip C. Stine. Eugene Nida dies. United Bible Societies, August 25, 2011.
http://www.unitedbiblesocieties.org/news/794-eugene-nida-dies/.
Brian Harris. Origins and conceptual analysis of the termtraductologie/translatology. Babel, vol. 57, no. 1, pp. 15-31, 2011.
Image: Eugene A. Nida Institute for Biblical Scholarship.
03 septiembre 2011
¿Puede una traducción ser mejor que el original?
EL POETA RICHARD WILBUR CUMPLIÓ 90 AÑOS
Traducir es buscar un milagro
Ilan Stavans
(Desde Amherst, Massachusetts)
RICHARD WILBUR (n. 1921), ganador en dos ocasiones del premio Pulitzer, es uno de los poetas norteamericanos más influyentes en la actualidad. Su impacto es similar al de Robert Frost, con quien suele comparársele. Su obra se publica con frecuencia en The New Yorker. Entre sus libros están Things of This World (Las cosas de este mundo) y Advice to a Prophet (Consejo a un profeta). Además es un traductor distinguido del francés (Molière, Racine, Mallarmé y Baudelaire), del ruso (Ajmátova, Voznesensky y Brodsky), del español (Borges y Guillén) y del italiano (Dante y Quasimodo).
muy norteamericano.
-Creo que fue Proust quien dijo que todo poeta, aun aquellos monolingües, escribe en un idioma extranjero. ¿Qué representa una lengua extranjera para un poeta como tú?
-Recuerdo un diálogo con el poeta Richard Howard hace algunos años. Él es traductor del francés de altísima calidad y un buen poeta en inglés. Howard me dijo que para él tener el francés era como tener otro yo, otra persona que él puede ser cuando está cansado de la que se le otorgó en primera instancia. Cuando me lo dijo, me percaté de cuán distinto soy. Apenas puedo hablar, de manera torpe, en francés; tengo un italiano de cocina; y puedo pedir perdón en ruso. Puedo apreciar los sonidos y sabores de estas lenguas, y establecer un cierto contacto a través de ellas. Pero yo soy yo todo el tiempo. Soy, irremediablemente, un norteamericano de undécima generación.
-¿Y cuál es tu relación con el inglés norteamericano?
-Se pueden hablar varios tipos de inglés norteamericano. Yo, como la mayoría de los ciudadanos de este país, a veces hablo el lenguaje fácil, de un ciudadano común, y otras veces hablo una lengua más sutil y especializada. No podría contar las maneras distintas que existen de hablar en inglés, pero estoy seguro que cambio de modalidad de manera inconsciente.
-Es obvio que te refieres a la comunicación oral. ¿Qué decir de tu faceta como poeta? ¿Cuántos ingleses distintos tienes a tu disposición?
-Como poeta, uso un vocabulario básico. Trato de amoldarlo según la delicadeza y complejidad del tema. También me alejo del inglés conversacional cuando la ocasión lo amerita, en busca de una palabra que es rara aunque exacta. A veces establezco un eco con poetas anteriores en mi propia lengua y asimismo en otras lenguas. Los poetas siempre han hecho esto. Pienso en la latinidad de John Milton, puesto que él podía insertar un eco latino en lo que escribía en inglés. En menor escala, lo mismo puede decirse de mí. Puedo conversar con la poesía de John Keats, digamos, dejando que mi lengua sea tocada por él, de tal modo que el lector pueda adivinar y comprender nuestro vínculo.
PASADO Y FUTURO.
-Un poeta siempre está en diálogo con el pasado. O, como decía Quevedo, "en conversación con los difuntos". ¿También con los poetas del futuro?
-No estoy seguro. El futuro es un misterio para mí. Supongo que cuando en verdad pienso en la relación que mantiene la poesía de hoy con el futuro, espero simplemente que nuestra poesía, en su manifestación más vital, sea mejorada en el porvenir. Aún para los poetas que no son librescos, la poesía es una conversación con nuestros contemporáneos, por supuesto, pero también con todos los poetas que han escrito alguna vez. Por lo menos con todos los que nos importan, que significan algo para nosotros. Nos dirigimos al futuro con poca certeza pero con mucha esperanza.
-Leí hace poco, y me asombró, que el francés tiene un total de 125.000 palabras diferentes, el alemán 180.000, y el inglés, según el Oxford English Dictionary, cerca de un millón. Si los números son correctos, el francés tiene menos del 12 por ciento de palabras que el inglés.
-Todos estamos familiarizados con el purismo de los franceses, su deseo por preservar su lengua de alguna fecha precisa en una condición pura. No sé si el mismo anhelo es palpable en el alemán. En cuanto al inglés, los que lo usamos no hemos tenido vergüenza de adquirir palabras ajenas, maneras distintas de poner las cosas, darle nombres distintos a las cosas. Que sea altamente maleable es una de las grandes glorias de nuestro idioma. Recuerdo haber descubierto hace un par de años que una frase sencilla como "Please pass the ketchup" (Por favor, pásame el ketchup) contiene una palabra, ketchup, que se originó en una isla entre Japón y China (siglo XVII, N. de R.). Olvidé su nombre, pero no podría vivir sin la palabra. Hicimos nuestra esa palabra y hoy da la impresión de ser tan norteamericana como cualquier otra.
-¿Puede un poeta que escribe en inglés hacer más cosas sencillamente porque tiene más palabras a su disposición?
-No sé hasta dónde cualquiera de nosotros está en posesión de ese gran tesoro que es el inglés norteamericano, pero uno tiene la impresión de que si hay algo que requiera ser nombrado, o explicado, uno puede, con la ayuda de un diccionario, encontrar que estos atributos existen en nuestra lengua. Casi siempre hay una palabra a nuestra disposición. De ahí a que sea parte integral del vocabulario activo de cualquier poeta o hablante es otra cosa. No sé cuán elocuentes considera la gente de otras culturas que seamos en comparación, digamos, con un buen hablante de francés, español o alemán. Por cierto aquí nos guiamos menos por fórmulas.
EL COMENTARISTA CULTURAL.
-¿Crees que viajar es importante para el arte de la traducción?
-No estoy seguro. Para algunas personas, sumergirse en la lengua del texto es parte de la práctica. Lo fue para Richard Howard. El acto de transformar el yo, de ampliar las fronteras del yo, llegó como resultado de una asociación larga y real con la cultura francesa. Supongo que uno debe juzgar la posibilidad de una conversión propia a otro idioma y a otra nacionalidad para ver qué tan práctica es para los propósitos personales. Yo he traducido casi enteramente del francés del siglo XVII y no creo que viajar me hubiera ayudado.
-Para ser buen traductor de poesía, ¿hay que ser poeta?
-Sí, para producir el tipo de traducción que traiga al poema extranjero a una lengua de una vez por todas, uno necesita desarrollar las habilidades de un poeta. Sin embargo, se han hecho cosas maravillosas, y pueden hacerse muchas más, por parte de gente equipada con gusto y una buena inteligencia.
-¿Puedes pensar en ejemplos de poemas escritos en otras lenguas que hayan pasado al inglés exitosamente en manos de traductores que no hayan sido poetas?
-Hay gente que sabe infinitamente más de literatura que los poetas y que tiene un sentido profundo de su lenguaje. Esos traductores producen traducciones que son llaves útiles para entender el original pero que rara vez lo reencarnan. Si bien la poesía de Edward Fitzgerald carecía de distinción, su Rubáíyát es una de las grandes traducciones de todos los tiempos.
-Es cierto, aunque la mayoría de nosotros ignoramos el persa de Omar Khayyám. Tal vez Fitzgerald reconfiguró los cuartetos a su gusto, manipulando el original. Tú has hecho algo que me parece aventurado: has traducido al inglés de idiomas que no conoces, como el ruso, el búlgaro y el español.
-Creo que una traducción lograda puede conseguirse incluso ante tales obstáculos. Por ejemplo, traduje una serie de poemas de Andrei Voznesensky con la ayuda de Max Hayward, el traductor de Doctor Zhivago. Él, con Patricia Blake, preparaba un libro de poesía rusa contemporánea en traducción y vino a verme a casa, en Connecticut. Se sentó en una esquina del sofá. Yo le llevaba un whisky de vez en cuando. Se quedó tres días y habló conmigo de los poemas. Fue cauteloso: no hizo el trabajo de la traducción, ni tampoco dijo nada que fuera a considerarse como un dictamen final. Simplemente me dio pistas y respondió a todas mis preguntas. Me dirigió -y esto es lo más importante- para que encontrara el tono de los poemas originales. Así es como aparezco como traductor de algunos poemas de Voznesensky y de otros poetas rusos.
-¿Describirías a Max Hayward como tu co-traductor? ¿O él fue un mero facilitador? ¿Un comentarista cultural?
-Un comentarista cultural. Se precavió de no decir nada en pentámetro yámbico, o de sugerir lo que para él hubiera sido una palabra brillante para resolver el problema de cierta línea.
-Dependes de su interpretación para llegar al tono. Hay dos niveles aquí: no solo hay un traductor que interpreta sino también un comentarista cultural, que interpreta para que el traductor haga su interpretación. ¿No pierde demasiado en este juego?
-Un factor en la relación entre facilitador y poeta es que importa mucho si el facilitador ha tenido razón en creer que debes ser tú quien haga la traducción del poema.
-Pero también importa que tú como poeta tengas confianza en que el facilitador sirva de puente, porque él es tu conexión con eso que llamamos el poema.
-Claro que debes tener confianza en él ya que tú terminarás acercándote lo más que puedas al original a través y a pesar del facilitador.
-¿Y si lo visualizáramos de otro modo? Digamos que tienes dos amigos, ambos rusos y muy diferentes uno del otro. Los invitas a que te ayuden a traducir el mismo poema. Te leen el original en voz alta, hablan de su significado cultural, te dan el tono y te hacen sentirlo. ¿Terminarías traduciendo dos versiones muy distintas?
-Sin lugar a dudas, porque el sabor al que habré llegado en cualquier traducción dependerá de la personalidad de quien me ayudó. El resultado sería diferente, aunque no muy diferente.
-¿Como poeta sientes una predisposición a ciertas lenguas? ¿Por qué te atraen el francés, el ruso, el español y el italiano y no sientes lo mismo ante el hindi? Supongo que aunque tuvieras un comentarista cultural del hindi, no podrías hacer una traducción de esa lengua al inglés.
-Sí, porque cada uno de nosotros tiene un cierto romance con algunas lenguas y culturas y es ignorante de otras ante las que siente frío.
-En cuanto a ese romance, ¿qué diferencia hay entre tu relación con el francés, el ruso y el español? ¿Qué representan estas lenguas para ti?
-Supongo que sobre todo tiene que ver con mi experiencia de la lectura en ellas. Tengo placeres acumulados en francés, que vienen de tener muchas experiencias individuales agradables en ese idioma. También me siento atraído al francés porque pasé mucho tiempo en Francia durante la Segunda Guerra Mundial. También tuve algunas experiencias como soldado y como residente en Italia. Tengo un sentimiento favorable hacia la cultura italiana, y comparto la opinión de la persona que una vez me dijo, luego de haber llegado al norte de Italia, "Ah, ahora estamos entre la raza humana…".
IDIOMA Y GUERRA.
-Tu experiencia como soldado en la Segunda Guerra Mundial, que te conectó al idioma francés, ¿te distanció del alemán?
-Estoy seguro de que lo hizo. Años después, tuve que estudiar alemán para prepararme para mi doctorado, que nunca terminé. Al hacerlo, me las ingenié para recobrarme de una cierta repugnancia política. Todavía siento esa repugnancia. Me molesta que todavía haya mucho que no puedo gozar por ese bloqueo político. Sin embargo, hay algunos ecos elegantes de Hölderlin en mis poemas.
-Hay dos estrategias para la traducción. La primera es la que suscribía Nabokov. Una traducción necesita recordarle al lector que es un artificio, que el poema no fue escrito originalmente en la lengua a la cual ha viajado. La segunda está conectada en mi mente a Flaubert, que no era traductor pero que creía que en una obra literaria el autor debe desaparecer, borrase sin dejar rastro.
-Recuerdo que me gustaban las primeras traducciones de Nabokov, en parte porque eran la única manera que yo tenía de tener acceso a ciertos escritores rusos, pero también porque las ejecutaba de manera deliciosa. No he obtenido ningún placer al mirar las últimas operaciones que hizo Nabokov en ese marco. Como la mayoría de los traductores, lo que me interesa son los milagros. Con paciencia y buena suerte, quiero traer algo al inglés que sea fiel al pensamiento del original, que haga algo que corresponda a su forma, y tenga un tono lo más exacto posible.
-Ya que tradujiste a Molière al inglés, quiero considerar otro factor. Cuando se traduce una pieza histórica, el traductor debe decidir si recrea en su propia lengua el habla en que el original fue escrito o si opta por un acercamiento moderno. Al traducir a Molière, tú pareces querer que la traducción recuerde el pasado verbal, pero sea totalmente contemporánea.
-A eso aspiro. Molière requiere de poca mediación. Las actitudes de los personajes, los juicios que hace de ellos el dramaturgo, son muy inteligibles para nosotros hoy. Combato siempre los esfuerzos de algunos directores que quieren actualizarlos, porque él ya es moderno. Todo en sus obras es muy familiar. Me opongo a una modernización forzada de lo que no lo requiere. Detesto al tipo de director que le hace decir al Tartufo, mientras se dirige al público de Emire, "I`m in the mood for love", estoy con ánimo de amar.
-Me pregunto qué experiencias has tenido como escritor que es traducido. En mi caso, me pongo a disposición de los traductores que llevan mis textos a otras lenguas, no quiero ser un intruso, molestarlos.
-Yo también. Trato de serles útil, y no deseo entrometerme en lo que hacen. Un francés que tradujo mis poemas lo hizo siendo fiel a la métrica y a los patrones de rima. Otro traductor sintió que el tono desaparecía si él se mantenía demasiado leal a las formas. Logró una aproximación feliz, aunque libre de esos patrones, porque quiso mantener el tono.
EL GENEROSO BORGES.
-¿Seleccionaste tú las traducciones que has hecho o te seleccionaron a ti? Por ejemplo, la traducción que hiciste de Borges.
-La mayoría de mis traducciones del español, el ruso o el búlgaro fueron sugeridas por gente en la que tengo confianza. En el caso de los poemas de Jorge Guillén fue Willis Barnstone quien me buscó. En el caso de Borges, Norman Thomas Di Giovanni se puso en contacto conmigo para traducir varios sonetos. Yo respondí a esos sonetos porque ya antes había gozado a Borges como autor de cuentos y ensayos. Traduje el poema "Compass" ["Una brújula"] de Borges y me ocurrió lo mejor que le puede pasar a un traductor: Borges me mandó decir a través de Di Giovanni que una línea del poema, que yo había traducido como "Homes to the utmost of the sea its love" ("Que hacia el confín de un mar tiene su empeño"), superaba el original. ¡Fue muy generoso decirlo!
-Eso me lleva a preguntar: ¿puede una traducción ser mejor que el original?
-En el caso de una traducción extraordinaria, puedo imaginarme que el original será visto por el lector como una decepción. Pero no creo en absoluto que la función del traductor sea mejorar el original, empalidecerlo. No me gustaría pensar que lo que hice es mejor que Molière. El desafío estriba en ser adecuado.
-Puesto que las traducciones no son sagradas, podemos rehacerlas tantas veces como queramos. ¿Tienes la impresión al releerlas que son una expresión de la persona que fuiste cuando las hiciste y que ahora te gustaría cambiarlas?
-Soy de tal manera un esclavo de la traducción, trabajo durante períodos tan largos, y lo hago con tal ahínco, que no siento la tentación de regresar a ellas y retocarlas. Puede ocurrir que vea una vieja traducción que hice hace años en la que toqué la nota equivocada, pero, para bien o para mal, no me gustaría alterarla.
-¿Cómo sería la poesía de Richard Wilbur si no hubieras hecho traducciones?
-No puedo saberlo. No pienso en mis poemas como artificiales o sinfónicos. Mis poemas hablan con todo mi ser, y cualquiera sea mi ser, ha sido modificado gracias a mis experiencias con otros poetas y con otras lenguas. Por otra parte, no tengo la impresión de que mi poesía suene como si fuera una traducción.
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