09 febrero 2012


CUARESMA 2012

Mensaje del Santo Padre, Benedicto XVI para la Cuaresma 2012

«Fijémonos los unos en los otros
para estímulo de la caridad y las buenas obras»
 (Hb 10, 24)

Queridos hermanos y hermanas
La Cuaresma nos ofrece una vez más la oportunidad de reflexionar sobre el corazón de la vida cristiana: la caridad. En efecto, este es un tiempo propicio para que, con la ayuda de la Palabra de Dios y de los Sacramentos, renovemos nuestro camino de fe, tanto personal como comunitario. Se trata de un itinerario marcado por la oración y el compartir, por el silencio y el ayuno, en espera de vivir la alegría pascual.
Este año deseo proponer algunas reflexiones a la luz de un breve texto bíblico tomado de la Carta a los Hebreos«Fijémonos los unos en los otros para estímulo de la caridad y las buenas obras» (10,24). Esta frase forma parte de una perícopa en la que el escritor sagrado exhorta a confiar en Jesucristo como sumo sacerdote, que nos obtuvo el perdón y el acceso a Dios. El fruto de acoger a Cristo es una vida que se despliega según las tres virtudes teologales: se trata de acercarse al Señor «con corazón sincero y llenos de fe» (v. 22), de mantenernos firmes «en la esperanza que profesamos» (v. 23), con una atención constante para realizar junto con los hermanos «la caridad y las buenas obras» (v. 24). Asimismo, se afirma que para sostener esta conducta evangélica es importante participar en los encuentros litúrgicos y de oración de la comunidad, mirando a la meta escatológica: la comunión plena en Dios (v. 25). Me detengo en el versículo 24, que, en pocas palabras, ofrece una enseñanza preciosa y siempre actual sobre tres aspectos de la vida cristiana: la atención al otro, la reciprocidad y la santidad personal.

1. “Fijémonos”: la responsabilidad para con el hermano.
El primer elemento es la invitación a «fijarse»: el verbo griego usado es katanoein, que significa observar bien, estar atentos, mirar conscientemente, darse cuenta de una realidad. Lo encontramos en el Evangelio, cuando Jesús invita a los discípulos a «fijarse» en los pájaros del cielo, que no se afanan y son objeto de la solícita y atenta providencia divina (cf. Lc 12,24), y a «reparar» en la viga que hay en nuestro propio ojo antes de mirar la brizna en el ojo del hermano (cf. Lc6,41). Lo encontramos también en otro pasaje de la misma Carta a los Hebreos, como invitación a «fijarse en Jesús» (cf. 3,1), el Apóstol y Sumo Sacerdote de nuestra fe. Por tanto, el verbo que abre nuestra exhortación invita a fijar la mirada en el otro, ante todo en Jesús, y a estar atentos los unos a los otros, a no mostrarse extraños, indiferentes a la suerte de los hermanos. Sin embargo, con frecuencia prevalece la actitud contraria: la indiferencia o el desinterés, que nacen del egoísmo, encubierto bajo la apariencia del respeto por la «esfera privada». También hoy resuena con fuerza la voz del Señor que nos llama a cada uno de nosotros a hacernos cargo del otro. Hoy Dios nos sigue pidiendo que seamos «guardianes» de nuestros hermanos (cf. Gn 4,9), que entablemos relaciones caracterizadas por el cuidado reciproco, por la atención al bien del otro y a todo su bien. El gran mandamiento del amor al prójimo exige y urge a tomar conciencia de que tenemos una responsabilidad respecto a quien, como yo, es criatura e hijo de Dios: el hecho de ser hermanos en humanidad y, en muchos casos, también en la fe, debe llevarnos a ver en el otro a un verdadero alter ego, a quien el Señor ama infinitamente. Si cultivamos esta mirada de fraternidad, la solidaridad, la justicia, así como la misericordia y la compasión, brotarán naturalmente de nuestro corazón. El Siervo de Dios Pablo VI afirmaba que el mundo actual sufre especialmente de una falta de fraternidad: «El mundo está enfermo. Su mal está menos en la dilapidación de los recursos y en el acaparamiento por parte de algunos que en la falta de fraternidad entre los hombres y entre los pueblos» (Carta. enc. Populorum progressio [26 de marzo de 1967], n. 66).
La atención al otro conlleva desear el bien para él o para ella en todos los aspectos: físico, moral y espiritual. La cultura contemporánea parece haber perdido el sentido del bien y del mal, por lo que es necesario reafirmar con fuerza que el bien existe y vence, porque Dios es «bueno y hace el bien» (Sal 119,68). El bien es lo que suscita, protege y promueve la vida, la fraternidad y la comunión. La responsabilidad para con el prójimo significa, por tanto, querer y hacer el bien del otro, deseando que también él se abra a la lógica del bien; interesarse por el hermano significa abrir los ojos a sus necesidades. La Sagrada Escritura nos pone en guardia ante el peligro de tener el corazón endurecido por una especie de «anestesia espiritual» que nos deja ciegos ante los sufrimientos de los demás. El evangelista Lucas refiere dos parábolas de Jesús, en las cuales se indican dos ejemplos de esta situación que puede crearse en el corazón del hombre. En la parábola del buen Samaritano, el sacerdote y el levita «dieron un rodeo», con indiferencia, delante del hombre al cual los salteadores habían despojado y dado una paliza (cf. Lc 10,30-32), y en la del rico epulón, ese hombre saturado de bienes no se percata de la condición del pobre Lázaro, que muere de hambre delante de su puerta (cf. Lc 16,19). En ambos casos se trata de lo contrario de «fijarse», de mirar con amor y compasión. ¿Qué es lo que impide esta mirada humana y amorosa hacia el hermano? Con frecuencia son la riqueza material y la saciedad, pero también el anteponer los propios intereses y las propias preocupaciones a todo lo demás. Nunca debemos ser incapaces de «tener misericordia» para con quien sufre; nuestras cosas y nuestros problemas nunca deben absorber nuestro corazón hasta el punto de hacernos sordos al grito del pobre. En cambio, precisamente la humildad de corazón y la experiencia personal del sufrimiento pueden ser la fuente de un despertar interior a la compasión y a la empatía: «El justo reconoce los derechos del pobre, el malvado es incapaz de conocerlos» (Pr 29,7). Se comprende así la bienaventuranza de «los que lloran» (Mt 5,4), es decir, de quienes son capaces de salir de sí mismos para conmoverse por el dolor de los demás. El encuentro con el otro y el hecho de abrir el corazón a su necesidad son ocasión de salvación y de bienaventuranza.
El «fijarse» en el hermano comprende además la solicitud por su bien espiritual. Y aquí deseo recordar un aspecto de la vida cristiana que a mi parecer ha caído en el olvido: la corrección fraterna con vistas a la salvación eterna. Hoy somos generalmente muy sensibles al aspecto del cuidado y la caridad en relación al bien físico y material de los demás, pero callamos casi por completo respecto a la responsabilidad espiritual para con los hermanos. No era así en la Iglesia de los primeros tiempos y en las comunidades verdaderamente maduras en la fe, en las que las personas no sólo se interesaban por la salud corporal del hermano, sino también por la de su alma, por su destino último. En la Sagrada Escritura leemos: «Reprende al sabio y te amará. Da consejos al sabio y se hará más sabio todavía; enseña al justo y crecerá su doctrina» (Pr 9,8ss). Cristo mismo nos manda reprender al hermano que está cometiendo un pecado (cf. Mt 18,15). El verbo usado para definir la corrección fraterna —elenchein—es el mismo que indica la misión profética, propia de los cristianos, que denuncian una generación que se entrega al mal (cf. Ef 5,11). La tradición de la Iglesia enumera entre las obras de misericordia espiritual la de «corregir al que se equivoca». Es importante recuperar esta dimensión de la caridad cristiana. Frente al mal no hay que callar. Pienso aquí en la actitud de aquellos cristianos que, por respeto humano o por simple comodidad, se adecúan a la mentalidad común, en lugar de poner en guardia a sus hermanos acerca de los modos de pensar y de actuar que contradicen la verdad y no siguen el camino del bien. Sin embargo, lo que anima la reprensión cristiana nunca es un espíritu de condena o recriminación; lo que la mueve es siempre el amor y la misericordia, y brota de la verdadera solicitud por el bien del hermano. El apóstol Pablo afirma: «Si alguno es sorprendido en alguna falta, vosotros, los espirituales, corregidle con espíritu de mansedumbre, y cuídate de ti mismo, pues también tú puedes ser tentado» (Ga 6,1). En nuestro mundo impregnado de individualismo, es necesario que se redescubra la importancia de la corrección fraterna, para caminar juntos hacia la santidad. Incluso «el justo cae siete veces» (Pr 24,16), dice la Escritura, y todos somos débiles y caemos (cf. 1 Jn 1,8). Por lo tanto, es un gran servicio ayudar y dejarse ayudar a leer con verdad dentro de uno mismo, para mejorar nuestra vida y caminar cada vez más rectamente por los caminos del Señor. Siempre es necesaria una mirada que ame y corrija, que conozca y reconozca, que discierna y perdone (cf. Lc 22,61), como ha hecho y hace Dios con cada uno de nosotros.

2. “Los unos en los otros”: el don de la reciprocidad.
Este ser «guardianes» de los demás contrasta con una mentalidad que, al reducir la vida sólo a la dimensión terrena, no la considera en perspectiva escatológica y acepta cualquier decisión moral en nombre de la libertad individual. Una sociedad como la actual puede llegar a ser sorda, tanto ante los sufrimientos físicos, como ante las exigencias espirituales y morales de la vida. En la comunidad cristiana no debe ser así. El apóstol Pablo invita a buscar lo que «fomente la paz y la mutua edificación» (Rm 14,19), tratando de «agradar a su prójimo para el bien, buscando su edificación» (ib. 15,2), sin buscar el propio beneficio «sino el de la mayoría, para que se salven» (1 Co 10,33). Esta corrección y exhortación mutua, con espíritu de humildad y de caridad, debe formar parte de la vida de la comunidad cristiana.
Los discípulos del Señor, unidos a Cristo mediante la Eucaristía, viven en una comunión que los vincula los unos a los otros como miembros de un solo cuerpo. Esto significa que el otro me pertenece, su vida, su salvación, tienen que ver con mi vida y mi salvación. Aquí tocamos un elemento muy profundo de la comunión: nuestra existencia está relacionada con la de los demás, tanto en el bien como en el mal; tanto el pecado como las obras de caridad tienen también una dimensión social. En la Iglesia, cuerpo místico de Cristo, se verifica esta reciprocidad: la comunidad no cesa de hacer penitencia y de invocar perdón por los pecados de sus hijos, pero al mismo tiempo se alegra, y continuamente se llena de júbilo por los testimonios de virtud y de caridad, que se multiplican. «Que todos los miembros se preocupen los unos de los otros» (1 Co 12,25), afirma san Pablo, porque formamos un solo cuerpo. La caridad para con los hermanos, una de cuyas expresiones es la limosna —una típica práctica cuaresmal junto con la oración y el ayuno—, radica en esta pertenencia común. Todo cristiano puede expresar en la preocupación concreta por los más pobres su participación del único cuerpo que es la Iglesia. La atención a los demás en la reciprocidad es también reconocer el bien que el Señor realiza en ellos y agradecer con ellos los prodigios de gracia que el Dios bueno y todopoderoso sigue realizando en sus hijos. Cuando un cristiano se percata de la acción del Espíritu Santo en el otro, no puede por menos que alegrarse y glorificar al Padre que está en los cielos (cf.Mt 5,16).

3. “Para estímulo de la caridad y las buenas obras”: caminar juntos en la santidad.
Esta expresión de la Carta a los Hebreos (10, 24) nos lleva a considerar la llamada universal a la santidad, el camino constante en la vida espiritual, a aspirar a los carismas superiores y a una caridad cada vez más alta y fecunda (cf. 1 Co 12,31-13,13). La atención recíproca tiene como finalidad animarse mutuamente a un amor efectivo cada vez mayor, «como la luz del alba, que va en aumento hasta llegar a pleno día» (Pr 4,18), en espera de vivir el día sin ocaso en Dios. El tiempo que se nos ha dado en nuestra vida es precioso para descubrir y realizar buenas obras en el amor de Dios. Así la Iglesia misma crece y se desarrolla para llegar a la madurez de la plenitud de Cristo (cf. Ef 4,13). En esta perspectiva dinámica de crecimiento se sitúa nuestra exhortación a animarnos recíprocamente para alcanzar la plenitud del amor y de las buenas obras.
Lamentablemente, siempre está presente la tentación de la tibieza, de sofocar el Espíritu, de negarse a «comerciar con los talentos» que se nos ha dado para nuestro bien y el de los demás (cf. Mt 25,25ss). Todos hemos recibido riquezas espirituales o materiales útiles para el cumplimiento del plan divino, para el bien de la Iglesia y la salvación personal (cf. Lc 12,21b; 1 Tm 6,18). Los maestros de espiritualidad recuerdan que, en la vida de fe, quien no avanza, retrocede. Queridos hermanos y hermanas, aceptemos la invitación, siempre actual, de aspirar a un «alto grado de la vida cristiana» (Juan Pablo II, Carta ap. Novo millennio ineunte [6 de enero de 2001], n. 31). Al reconocer y proclamar beatos y santos a algunos cristianos ejemplares, la sabiduría de la Iglesia tiene también por objeto suscitar el deseo de imitar sus virtudes. San Pablo exhorta: «Que cada cual estime a los otros más que a sí mismo» (Rm 12,10).
Ante un mundo que exige de los cristianos un testimonio renovado de amor y fidelidad al Señor, todos han de sentir la urgencia de ponerse a competir en la caridad, en el servicio y en las buenas obras (cf. Hb 6,10). Esta llamada es especialmente intensa en el tiempo santo de preparación a la Pascua. Con mis mejores deseos de una santa y fecunda Cuaresma, os encomiendo a la intercesión de la Santísima Virgen María y de corazón imparto a todos la Bendición Apostólica.
Vaticano, 3 de noviembre de 2011
Benedicto XVI

07 febrero 2012

Curiosidades gramaticales de la lengua española.


Moris Polanco me ha compartido lo siguiente:
Me enviaron esto por email. Espero que lo disfruten:

Curiosidad gramatical

Entre los matices que distinguen a la lengua española, figuran en un sitio relevante las curiosidades.
Pongo de muestra un caso de acentuación. Aquí se trata de una oración en la cual todas sus palabras -nueve en total- llevan tilde:

«Tomás pidió públicamente perdón, disculpándose después muchísimo más íntimamente».

A lo mejor una construcción forzada, pero no deja de ser interesante.

Ahora disfruta este:

La palabra oía tiene tres sílabas en tres letras.

En aristocráticos, cada letra aparece dos veces.

El término arte es masculino en singular y femenino en plural.
En la palabra barrabrava, una letra aparece una sola vez, otra aparece dos veces, otra tres veces y la cuarta cuatro veces.
En el término centrifugados, todas las letras son diferentes y ninguna se repite.
El vocablo cinco tiene a su vez cinco letras, coincidencia que no se registra en ningún otro número.
El término corrección tiene dos letras dobles...
Fíjate en este otro grupo:
Las palabras ecuatorianos y aeronáuticos poseen las mismas letras, pero en diferente orden.
Con 23 letras, se ha establecido que la palabra electroencefalografista es la más extensa de todas las aprobadas por la Real Academia Española de la Lengua.
El término estuve contiene cuatro letras consecutivas por orden alfabético: s-t-u-v.
Con nueve letras, menstrual es el vocablo más largo con solo dos sílabas.
Mil es el único número que no tiene ni o ni e.
La palabra pedigüeñería tiene los cuatro firuletes que un término puede tener en nuestro idioma: la virgulilla de la ñ, la diéresis sobre la ü, la tilde del acento y el punto sobre la i.
El vocablo reconocer se lee lo mismo de izquierda a derecha que viceversa.
La palabra euforia tiene las cinco vocales y sólo dos consonantes.

06 febrero 2012

Tratamientos honoríficos, en minúsculas


La regla general es que se escriben en minúscula los tratamientos honoríficos que anteceden al nombre de una persona. Así, en una secuencia como don Carlos, lo correcto es dejar en minúscula el honorífico don y reservar la mayúscula para el nombre propio Carlos.
Lo mismo vale para cualquier tratamiento religioso, académico o del tipo que sea que preceda a un nombre: escribimos santa Teresa, san Mateo, sor Juana Inés de la Cruz, fray Bartolomé de las Casas, el reverendo Martin Luther King, el mahatma Gandhi, el doctor Mabuse, etc. Como se puede comprobar en la lista anterior, se incluyen aquí apelativos como san(to), santa, que tradicionalmente requerían mayúscula, y tratamientos estereotipados como mahatma ’gran alma’ aplicado a Gandhi.
Tampoco se libran los tratamientos que preceden a un nombre propio en el encabezamiento de una carta, por ejemplo:
Estimado señor Cifuentes:
Estimada doctora Llorente:
Sin embargo, cuando estos tratamientos se abrevian, se mantiene la mayúscula que tradicionalmente tenía la abreviatura: D.ª Sofía, Sr. Chinarro, S. Juan de la Cruz, Dra. Téllez, etc.
No se aplica la escritura en minúscula cuando el honorífico no es tal, sino que forma parte integrante e inseparable de un nombre propio. Sin ir más lejos, en Extremadura hay un pueblo que se llama Don Benito. Como es natural, no se le puede quitar la mayúscula inicial, como no podemos hacerlo con San Miguel cuando nos referimos a una conocida marca de cerveza española. Existe el apellido San Segundo, y una persona que lo lleve se llamará Rosa San Segundo, con mayúscula en el San. Lo mismo ocurre cuando el honorífico en cuestión es la palabra inicial del título de una obra, pues, como es sabido, la primera palabra de un título se ha de escribir en mayúscula:
Estoy leyendo Don Segundo Sombra, una novela de Ricardo Güiraldes
La regla que se expone en este artículo es la que prescribe la Ortografía de la lengua española de 2010. Se alinea con la que rige el uso de la mayúscula con denominaciones de cargos, títulos, etc. y supone en algunos aspectos una ruptura con la tradición hispánica. Es sabido que la publicación de la última versión de laOrtografía estuvo rodeada de una viva polémica; pero, curiosamente, mientras las redes sociales se inflamaban por un quítame allá esa tilde, se estaba poniendo patas arriba el uso de las mayúsculas sin que nadie o casi nadie se enterara.

01 febrero 2012

BECAS PARA APRENDER MANDARIN EN TAIWAN

Profesores, estudiantes y graduados de universidades miembros del Consejo Superior Universitario Centroamericano, CSUCA (en Guatemala, la USAC):

Por este medio se hace invitación abierta a los interesados a preparar y presentar aplicación para el período 2012-2013 para obtener una beca para estudiar en Taiwan.

Este es un programa de becas creado en 2008 por el Ministerio de Educación de Taiwan, la National Chiao Tung University NCTU y otras dos universidades de Taiwan (National Yang-Ming University y National Chung Hsing University) para que estudiantes (profesores, estudiantes y graduados) provenientes de las universidades miembros del Consejo Superior Universitario Centroamericano CSUCA puedan realizar estudios en Taiwan.

Este programa se realiza en el marco del Conveniode cooperación suscrito en 2008 entre el Consejo Superior Universitario Centroamericano CSUCA y la National Chiao Tung University NCTU, y recientemente extendido por un período de 5 años más.Ver documentos anexos.

Los interesados deberán llenar el formulario de aplicación y enviar los documentos que se indican en la convocatoria y en la guía e información anexas. Las solicitudes deberán ser enviadas a las oficinas del CSUCA en Ciudad de Guatemala a las direcciones electrónicas siguientes: Julio Luna: jluna@csuca.org  Francisco Alarcón falarcon@csuca.org de acuerdo con el calendario siguiente:

Solicitudes para estudios de maestría o doctorado

National Yang-Ming University: a más tardar el 28 de marzo

National Chung Hsing University: a más tardar el 28 de marzo

National Chiao Tung University: a más tardar el 5 de abril

Estudios de Idioma Mandarín:a más tardar el 15 de abril.

Los documentos a continuaciòn, podrán descargarse directamente también del sitio Web del CSUCA:www.csuca.org 
<http://www.csuca.org>

Study in Taiwan, Scholarship for CSUCA students, información general

Study in Taiwan, Application instructions for AY2012-13

Study in Taiwan, Application Form 2012 for CSUCA member university students

Application Checklist AY2012-13

CSUCA-NCTU agreement

Extension of CSUCA-NCTUAgreement.


30 enero 2012

Aporte chapìn al Diccionario de la RAE.


EP

Publicado por El Periòdico (Guatemala) el 27 de enero, 2012.

Abre el Diccionario de la Real Academia Española, lee la palabra güipil y al lado del término hay una serie de caracteres a los que pocas veces se les presta atención por alcanzar con rapidez su definición: Güipil. 1.m. El Salv.,Guat., Hond., y Nic. Huipil (blusa).

La mayoría desconoce, por ejemplo, que la m significa marca y las abreviaciones de los nombres de los países refiere a que la palabra se utiliza con significado idéntico en esas naciones (El Salvador, Guatemala, Honduras y Nicaragua), lo que lo convierte en marca.

María Raquel Montenegro Muñoz, subdirectora de la Academia Guatemalteca de la Lengua, fundada en 1887, explicó que incluir un término en el DRAE requiere de la aprobación y el consenso de las entidades que integran la Asociación de Academias de la Lengua, la Real Academia Española y las 22 academias que funcionan en el continente, incluido Estados Unidos y las Filipinas.

Sin embargo, al menos tres veces al año, cada una envía a esa asociación un listado de marcas para su aprobación.
Por ejemplo, en diciembre de 2011, los académicos del país solicitaron que se tomaran en cuenta las siguientes acepciones de algunos términos, por ejemplo: Pan de cada día. m.Guat. (adición de acepción). Hecho de carácter cotidiano. Pan de manteca. m.Guat (adición de acepción). Pan a base de harina, azúcar, sal y manteca de origen animal o vegetal y Curtido, da. (adición de acepción) 8.m.Guat. Plato frío a base de remolacha y otras verduras cocidas y encurtidas, entre otras. Como cucurucho, estar en gallo y sercha.

En la Vigésima Segunda Edición del DRAE, de 2001, Guatemala aportó 526 marcas dijo la académica. Sin embargo, en la edición anterior del Diccionario, en 1992, la aportación apenas alcanzó las 291.

Montenegro mencionó que lo ocurrido tiene una explicación. En 2001 se fundó la Escuela de Lexicología Hispánica; los lexicólogos (estudian las unidades léxicas de una lengua y las relaciones sistemáticas que se establecen entre ellas), quienes elaboran los diccionarios decidieron revisar cada letra y fue así como comenzaron a agregarse las palabras que se utilizan en los países americanos, añadió.

Así, el DRAE recoge con la marca Guatemala términos como elote, patojo, zanate, hueco, güiro, chulo, chapín, guacal, colocho, tepezcuintle, fregado y rellenito. La Academia recibe consultas en: aglesp@yahoo.com

NUEVAS REGLAS DE LA REAL ACADEMIA DE LA LENGUA. (RAE)


Recibí este resumen de las nuevas reglas ortográficas que la Academia de la Lengua dio a conocer el 1 de enero de 2012. Lo transcribo a continuación.
Ha entrado en vigencia nuevo alfabeto y normas gramaticales de la RAE.
La Real Academia Española de la lengua informo el primero de enero de 2012  lo siguiente:

1.- Definitivamente, las letras “ch” y “ll”, quedan fuera del alfabeto en español. Serán dígrafos, tal como la “rr”. Este cambio consiste en reducir el alfabeto, debido a que estas letras son combinaciones de otras que ya están incluidas en el abecedario.
2.- La “y” griega se llamará (ye), v (uve) y w (uve doble). Debemos perder la costumbre de señalar a la b, como larga, grande o alta, tampoco de “Bolívar” o peor, “de burro”. Nunca más debemos decir v corta, chiquita, pequeña o “v de Venezuela” y menos “de vaca”. Aunque en el caso de la w, la RAE sugiere “uve doble”, cuando nosotros la llamamos doble v. El nombre uve se origina para distinguir oralmente la b de la v, pues se pronuncian de la misma forma en nuestro idioma. Al decir uve (v), nunca se confundirá con la b (be), de allí la justificación para este cambio. En el caso de la y, es preferible el sonido ye y no “y griega”, por ser más sencillo de expresar y diferenciarse totalmente de la vocal i, llamada comúnmente i latina o i de iglesia.
3.- La conjunción disyuntiva “o” se escribirá siempre sin tilde. Aunque muchos insistan (todavía) en colocarle la tilde (ó) en la escritura corriente, únicamente se utilizaba en este caso: 5 ó 6 para diferenciarla del número 506. Es decir, evitar la confusión entre la letra o y el cero (0). Este uso diacrítico ya no tiene excusa; porque hoy en día, gracias a la utilización de los computadores, la conjunción “o” se diferencia visible y notoriamente del 0, según el alegato de la RAE. Lo adecuado será; 5 o 6.
4.- La supresión del acento ortográfico en el adverbio solo y los pronombres este, ese y aquel. Su uso no estará justificado, ni siquiera en caso de ambigüedad. Ej. Voy solo al cine a ver películas de terror (“solamente”) o, Voy solo al cine a ver películas de terror (“solo, sin compañía”). Por consiguiente, a partir de ahora podrá prescindirse de la tilde en estos casos, incluso en caso de doble interpretación, pues cabe colocar perfectamente sinónimos (solamente o únicamente, en el caso del adverbio solo). Ej. Voy únicamente (o solamente) al cine a ver películas de terror.
En el caso de las palabras “guion”, “hui”, “Sion”, “truhan” o “fie”, deben escribirse obligatoriamente sin tilde, (lo contrario será una falta de ortografía).
5.- Los términos genéricos que se anteponen a nombres propios se escribirán en minúscula: golfo de Venezuela, península de Araya, islas Galápagos, etc.
6.- No será correcto escribir “piercing, catering, sexy, judo o manager” (es decir:piercing, catering, sexy), si no se hace en cursiva o entre comillas, para remarcar su origen extranjero, como es la norma para este tipo de vocablos. Solo pueden escribirse sin cursiva, la forma adaptada al idioma español de estas palabras: pirsin, cáterin, sexi, yudo y mánayer. Otros ejemplos: smoking > esmoquin; camping > campin; bricolage > bricolaje, entre otros.
7.- Los prefijos “ex”, “anti” y pro” ya no estarán separadas de la palabra que los precede. Ej. “Provida, expresidente, anticonstitucional”. Tradicionalmente “ex”, “anti” y pro”, debían escribirse separados de la palabra que las precedía, pero ahora se irán unidos, como el caso de “exesposa” y “provida”.
Por lo tanto, no existen ex presidentes ni ex maridos, etc., pasaron a ser “expresidentes” y “exmaridos” (junto, no separado). Únicamente las expresiones compuestas como; alto comisionado, capitán general, podrán utilizar los prefijos “ex” y “pro” en forma separada. Ej. Ex alto comisionado, ex capitán general, pro derechos humanos, etcétera.
Igualmente varían las grafías de quórum por “cuórum”, Qatar será Catar, Iraq por Irak y Tchaikovski pasará a escribirse Chaikovski.
8.- Ya no se escribirá “Papa” con letra inicial mayúscula, para hablar de la máxima autoridad de la Iglesia Católica, sino “papa”, con minúscula. Pueden escribirse en mayúscula solo, aunque no obligada, cuando no van seguidos del nombre propio: “La recepción a Su Santidad será en el palacio arzobispal”. Sin embargo, es obligada la minúscula, en este caso: “Esperamos la visita de su santidad Benedicto XVI”.
9.- Se evitará la mayúscula inicial en “don”, “doña”, “fray”, “santo”, “san”, “excelencia”, “señoría”, “sor”, “vuestra merced”, aunque se admite la mayúscula inicial en los tratamientos protocolarios de las más altas dignidades (su santidad, su majestad, su excelencia).
10.- Los personajes de ficción irán siempre con mayúscula inicial (Aureliano Buendía, Harry Potter, Mafalda) y también lo harán aquellos formados por nombres comunes: “Caperucita Roja”, “el Gato con Botas”, la “Cucarachita Martínez”.
11.- Los vocablos como güisqui que es grafía correcta actual en español equivalente a la palabra inglesa whisky o whiskey, y se escribira: wiski.

23 enero 2012

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