Cuando llega el verano y el mercurio amenaza con reventar los termómetros, se empieza a hablar de la canícula. Hoy este sustantivo se ha convertido en sinónimo de ‘periodo de calor intenso’; pero etimológicamente tuvo un significado más preciso. Canícula es un diminutivo de can. Se trata, en realidad, de una formación latina a partir de canis, y si tuviéramos que traducirlo saldría algo así como ‘la perrita’.
La vinculación entre tan simpático animal y los calores que nos toca sufrir todos los años es astronómica. La perrita de marras es Sirio, la estrella más brillante de la constelación del Can Mayor. Antiguamente, la época más calurosa del año coincidía con los días en que Sirio salía y se ponía al mismo tiempo que el sol. Este periodo iba del 22 de julio al 23 de agosto. Pero los milenios no pasan en balde y la perrita Sirio va retrasando cada vez más sus paseos celestes. Hoy tiene al sol esperándola hasta septiembre (aunque en esto me remito al mejor criterio de los astrónomos, que uno bastante tiene con ser lingüista).
Desde un punto de vista etimológico, este uso de canícula donde realmente tiene sentido es en el hemisferio norte, puesto que la configuración del cielo nocturno en el sur es completamente diferente. Por eso siento curiosidad por saber si también se habla de la canícula en los países del hemisferio austral. Si algún lector de esas tierras me lo pudiera aclarar, se lo agradecería.
Tomado del [Blog de Lengua Española de Alberto Bustos, Etimología de 'canícula']
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