La creciente demanda de traductores e intérpretes cualificados
Hace ya unas semanas que no puedo evitar leer algunos titulares donde se asegura que siguen faltando especialistas en distintos ámbitos de nuestra profesión de traducción e interpretación. Hace dos meses os proponíamos un artículo informativo con una recopilación de lo que se publica en los medios sobre la perspectiva de salidas laborales para la carrera de TeI en función de varios análisis de lo que necesita el mercado actual. Hoy en día, podemos vislumbrar una demanda real de especialistas y nuestra profesión parece estar de suerte porque trabajo, parece ser, que no nos va a faltar.
Las lenguas nórdicas necesitan más traductores
Resulta que hace unos días salía a la luz (¡de nuevo!) un artículo de la periodista Paula Corroto en el medio de comunicación Publico.es donde se “insiste” en la creciente necesidad de traductores de lenguas nórdicas como lo son: el sueco, el finlandés, el islandés, el noruego y el danés. Todos sabemos que la progresiva moda de la novela negra nórdica encuentra adeptos entre los lectores de español. Ahora bien, parece ser que los traductores literarios que trabajan en estas combinaciones lingüísticas son, más bien, un grupo reducido que se queja no solo de la escasez de especialistas sino también de los pocos recursos que se destinan a ayudarles, el poco tiempo que tienen para traducir la(s) obra(s) y las bajas tarifas que se les ofrece. Como siempre, seguimos en la era medieval donde medio mundo ve con buenos ojos el oficio de médico o el de un ingeniero pero el de un traductor tanto da, ¿verdad? Total, la literatura se traduce sola o con la ayuda de Google Traductor…
Pues bien, aquellos que pretendan armarse de valor y estudiar una lengua “rara” como pueden interpretarse, en este caso, las lenguas nórdicas estarán de suerte porque no les va a faltar trabajo, ya que la demanda va siempre in crescendo.
Estados Unidos necesita intérpretes
Del otro lado del charco nos llegan ecos sobre el gran problema que hay por falta de intérpretes. Resulta que en Estados Unidos faltan intérpretes en uno de cada cuatro hospitales. Para corroborar la afirmación, las universidades de Florida y San Diego han realizado un estudio que presenta malos resultados (no pretendo buscar un adjetivo peor al de “malo” aunque el caso es bastante alarmante). Esta situación bien puede aplicarse a otros países donde hay un reducido número de intérpretes cualificados con combinaciones con lenguas minoritarias. Hay asociaciones y grupos de investigación especializados como el Grupo Miras de la Universitat Autònoma de Barcelona que se dedica a la investigación y a la formación en mediación e interpretación en los Servicios Públicos. Y por falta de trabajo no creo que puedan quejarse…
En las Cortes Superiores de Estados Unidos tampoco se salvan de la falta de intérpretes. Resulta que, ya no solo no hay la combinación lingüística del español sino que hace ya un tiempo que varias lenguas de origen mayense ponen a prueba a los escasos especialistas que trabajan con ellas ante la creciente demanda del mercado. En el medio de comunicación gulfnews.com de Los Ángeles se recogen unos cuantos ejemplos.
España, el país donde se interpreta “libremente”
Hace ya unos meses que salían a flote varios artículos de diferentes medios de comunicación nacionales que recogían la nula formación de los intérpretes en varios tribunales del país. Se denunciaba la situación de los tribunales de Madrid con los que colabora la empresa Seprotec. Aunque el tema no es nada nuevo porque hay artículos que recogen la noticia desde hace ya varios años parece ser que el cambio es lento y hay que seguir insistiendo. La APTIJ (Asociación Profesional de Traductores e Intérpretes Judiciales y Jurados) ya presentó un comunicado en 2014 en la que trata abiertamente este problema. Si faltan intérpretes judiciales, ¿cómo podemos permitir que se ofrezca un servicio de inexistente calidad para ayudar a un testigo o a un imputado? ¿No nos damos cuenta de la importancia de una palabra? ¿Por qué su retribución es tan triste si la importancia del trabajo que realizan es tan vital?
¿Qué podemos hacer?
Quejarse parece lo más fácil pero parece ser que hacer ruido entorno a diversos problemas laborales ayuda (en ciertas ocasiones, claro). Podemos intentar llegar a la consciencia más escondida y remota de futuras generaciones de traductores e intérpretes y ofrecerles una guía más “personalizada” para que sepan qué pueden encontrarse una vez abierta la puerta del mundo laboral. También, podemos optar a mejorar nuestra formación para adecuarnos a las necesidades del mercado laboral. Quizás todas estas ideas os parezcan poco útiles, quizás rocen incluso un cierto grado de “utopía”, llamadlo como queráis. Pero de lo que sí que estoy más que convencida es que si nos quedamos de brazos cruzados y fingimos que no pasa nada la visión medieval del mundo donde los médicos y los ingenieros son profesiones “de nivel” y los traductores lo somos de segunda (o incluso de tercera categoría) seguirá viento en popa. Yo eso no lo quiero y por eso desde aquí escribo, para hablar, concienciar y explicar. ¿Me ayudáis?