Sin duda, los traductores son capaces de asumir numerosas funciones. ¿Qué profesiones se ocultan detrás del término «traductor»? Entre otras, redactor, localizador, revisor, transcreador, terminólogo, profesor.
EL REDACTOR
Para lograr transmitir un mensaje de un idioma a otro, sin que el lector perciba que se trata de una traducción, se requiere de un excelente manejo del idioma de destino. Por ello, los traductores deben contar con la misma creatividad e imaginación que un escritor. Además, muchos de ellos tienen sus propios blogs, en los que escriben en su tiempo libre o que emplean para dar mayor visibilidad a su negocio. Para diversificar su actividad, algunos ofrecen servicios de redacción de contenido web.
EL LOCALIZADOR
La localización de idioma es un proceso de adaptación entre dos culturas que se aplica, sobre todo, al traducir software, videojuegos y sitios web. La misión del traductor consiste en adaptar con precisión las normas de una cultura a la otra. Esta es la fase de la globalización que tiene como objetivo transformar un producto de modo tal que dé la impresión de haber sido concebido en el lugar. El traductor realiza, entonces, un exhaustivo estudio socio-cultural con el fin de acercarse lo máximo posible a su público adaptando a este el producto terminado. Además, el localizador debe disponer de conocimientos informáticos necesarios para crear etiquetas de idioma, adaptar gráficos y formatos de páginas web, divisas, fechas, horas, etc.
EL REVISOR
Para que una traducción sea precisa y exacta, una segunda persona debe corregirla y revisarla sistemáticamente. La revisión se organiza en dos etapas. Por un lado, el revisor corrige las faltas de ortografía y los errores gramaticales que se le escaparon al traductor. Por otro lado, compara en forma paralela el texto fuente y el de destino con el fin de descubrir omisiones, cambios de significado, o peor aún, un contrasentido. El traductor también puede actuar como cliente, es decir, evaluar las producciones de sus colegas solo desde el punto de vista de la coherencia y la estilística.
EL TRANSCREADOR
¿Recuerda el artículo de Pauline Decker publicado en nuestro blog, en el que explica estupendamente el concepto de «transcreación»? En marketing, “[E]s un proceso creativo […] que consiste en transferir un bagaje cultural y emocional a la cultura de destino”. En este caso, el traductor no solo debe dominar las más mínimas sutilezas de la lengua para poder captar el alcance de los eslóganes, sino también conocer a la perfección las dos culturas y dar prueba de su imaginación para elaborar un nuevo gancho publicitario.
EL TERMINÓLOGO
Dado que la lengua está viva y en constante evolución, es esencial estar al tanto de los neologismos y de los nuevos conceptos con el fin de optar por una terminología coherente y uniforme. La terminología y la traducción son dos disciplinas estrechamente relacionadas: el terminólogo estudia las palabras en el contexto de una realidad cambiante, y el traductor las aplica. Esta práctica consiste en elaborar glosarios y fichas terminológicas, y analizar a fondo el campo léxico de un área sobre la base de una documentación pertinente y especializada. Algunos traductores colaboran con terminólogos experimentados, mientras otros combinan ambas funciones por falta de profesionales en el sector.
EL PROFESOR
Por último, en muchos casos, el traductor ofrece cursos de idiomas. Suele suceder entre jóvenes diplomados en busca de experiencia antes de lanzarse como independientes o para poder «llegar a fin de mes». No olvidemos que siguieron una sólida formación en idiomas y, seguramente, han vivido un tiempo en el extranjero para mejorar sus idiomas de trabajo.
De este modo, rompemos el famoso mito del traductor que vive enterrado entre libros.
Tomado de: http://culturesconnection.com/es/la-traduccion-una-profesion-polivalente/